Cuando un ciudadano decide protestar, decide plantear sus argumentos,-sobre cualquier tema de nuestra vida cotidiana,- aprovechando los medios electrónicos disponibles, de entrada sabe que dificilmente tendrá eco. La razón es muy sencilla, se requiere de tiempo para permear en la opinión de la gente, sumado a que aún para la población en general, el acceso a internet es limitado. Sin embargo; este blog representa el medio a mi alcance para expresar lo que pienso y siento, en particular de mi ciudad, Apizaco. En muchos momentos he creido que escribir en este blog resultaría sólo un ejercicio personal, si alguien pudiese leerme y retroalimentarme sería lo ideal. También reconozco continuidad al blog. Pero en las pocas entradas que he escrito he tratado de manifestar plenamente lo que pienso, y gracias a los comentarios de los cibernautas que me hacen el favor de leerme y comentarme, uno sigue en este camino. Escribir no es mi profesión, ni mucho menos intento ejercer una forma de periodismo, cuestiones que respeto ampliamente. Las opiniones vertidas en este espacio vienen de un ciudadano común, un apizaquense interesado en su comunidad y lo que implica: su gente, sus tradiciones, los espacios públicos que compartimos como ciudad. Acá reside la mayoría de mi familia y amigos, de ahí el arraigo por este pedazo de tierra. Espero que lo que comparto con ustedes mueva un poco la voluntad para hacer algo como ciudadanos apizaquenses. Cualquier paso bien dado cuenta en la historia de nuestro municipio.
Quiero agradecer profundamente al periodista y columnista del "Sol de Tlaxcala" Enrique Galicia, por la publicación de una las entradas de mi blog en su columna del día 18 de febrero de 2010. Debo manifestar que han influido en mi sentir y pensar, y por supuesto en mis textos, diversas plumas tlaxcaltecas decididas a decir la verdad, sin tapujos y con profesionalismo. Gracias nuevamente a Enrique Galicia, la inclusión de una de mis entradas en su columna ha sido un aliciente a este ciudadano que permanece anónimo, pero que estoy seguro, y sin esperar sonar pretencioso, representa un poco del sentir de los apizaquenses.